La respuesta a esta pregunta no es tan fácil de responder, pero lo ciertos es que es así.
Intentaremos dar una respuesta lo más objetiva posible pero antes abordaremos ciertos aspectos que ponen en evidencia esta esta característica.
Nos gusten o no, ellas siempre están aquí, allí y en todas partes, rodeándonos como si fuera inevitable, y es que ciertamente lo es. No podemos vivir sin ellas.
Las plantas son hasta una grata compañía.
Ellas llenan espacios y emanan su energía que nos hace sentir bien y cómodos.
Se utilizan en terapias psicológicas, en Feng Shui, nos sirven como alimento, esparcimiento y por supuesto; nos proporcionan el oxígeno que respiramos.
Sin embargo muchas personas que no atienden estos aspectos y que no les interesa las plantas, son más felices gracias a ellas y si que ni siquera ellos se den cuenta.
Las granjas de rehabilitación por adicciones, los centros de salud mental, los hospitales utilizan los espacios verdes como un elemento fundamental para la recuperación y mejora de sus paciente. Y es porque no hace falta reconocerlas para que nos den su magia, ellas lo hacen de todos modos. Aunque valoran mucho nuestro reconocimiento y amor hacia ellas, ya que está científicamente comprobado que las plantas crecen mejor y más rápido cuando se las trata con amor.
Si bien la jardinería puede ser un trabajo duro, o al menos en ocasiones, todas las personas que se dedican a esta actividad, manifiestan su satisfacción por lo que significa trabajar relacionándose con estos seres maravillosos.
¿Es de locos hablar con las plantas?
Para nada, la locura pasa por otro lado. Hablar o cantarle a las plantas resulta liberador y saludable tanto para ellas como para nosotros.
¿Las plantas pueden escucharnos?
Si bien las plantas no tienen oídos, ellas perciben las vibraciones energéticas de su entorno. Y cuando nosotros hablamos estamos emitiendo una vibración energética, la misma tiene una carga e intensidad que varía de acuerdo a la emoción que nos provoca lo que decimos. Esto es recibido por las plantas y reaccionan en consecuencia demostrándolo en su crecimiento.
¿Las plantas se ponen tristes?
No igual que los seres humanos pero está comprobado que las plantas se estresan o pueden no sentirse cómodas en el lugar donde están o se las mueve de un lugar a otro. Lo cual puede afectar su salud y crecimiento e incluso pueden morir si no están a gusto. Si observas, estos aspectos son los mismos que provocan la tristeza en las personas.
Lo que muestra que las plantas nos dan felicidad lo podemos ver cuando en situaciones donde buscamos un descanso, un desahogo, despejar nuestras mentes o simplemente sentirnos mejor, lo que más buscamos es salir a buscar un espacio verde. Conclusiones:
Valora más este aspecto y podrás ser más consciente de lo que las plantas significan para ti.
Disfruta estar quieto en un espacio verde sin pensar en nada más que en ese momento, contemplalo y conéctate con él.
No olvides darte estos momentos para relajarte en un parque. Están al alcance de todo aquel que lo desee y si lo piensas tiene un valor incalculable a tu disposición.